
Sin duda, La Teta Asustada - si bien es un film de calidad - no es una película perfecta. El guión es por ratos extraño, la actuación no siempre es buena, y la secuencia de escenas es a veces confusa. El mayor mérito de Claudia Llosa, sin embargo, no reside en los aspectos estéticos o técnicos. En estos aspectos ella es una directora que promete mucho pero que aún tiene mucho camino por recorrer, lo cual es natural. Más bien, lo que hace de Claudia Llosa una creadora original es el hecho que sus películas constituyen uno de los primeros momentos en que la cultura popular y mayoritaria del Perú es retratada con respeto, interés y hasta con cierto cariño en el cine peruano “de élite.”
(Digo “de élite” por falta de un mejor término para referirse al cine hecho por gente que ha estudiado cine y que tiene acceso a recursos y aspiraciones a la pantalla grande y los festivales internacionales. Este cine, producido principalmente en Lima, es distinto por ejemplo al nuevo cine ayacuchano, que por lo general dispone de menores recursos y se enmarca en otro proceso de producción y distribución, y que en sí constituye un fenómeno interesante. Llamarle al cine limeño “de élite” es inexacto pues a lo que realmente quiero referirme es a lo que en algunos países se llama cine “A” o “mainstream,” (para diferenciarlo de cine "B") lo cual es bastante más amplio que una “élite” – me refiero en realidad a películas que se muestran en los cines comerciales. No me refiero solo a cine de arte ni a élite en el sentido más específico de la palabra. Me refiero a lo que podría ser llamado cine “profesional” o “nacional,” pero pienso que es mejor no contribuir a reproducir estos términos normativos y en parte excluyentes).
Para mi Madeinusa fue una revelación a pesar de algunas cosas que no me gustaron – el exotismo con que se representaba a los pobladores andinos, el excesivo dualismo (la idea que el Perú está dividido en dos) que me parece que ya no se ajusta del todo a la realidad nacional, la presentación del incesto sin mencionar que este es condenado en la cultura andina, el desenlace final de la historia, etc. La revelación estaba en que era la primera vez que cine de esta envergadura y manejando este tipo de recursos intentaba mostrar aspectos de la vida rural andina con alguna semblanza de veracidad y autenticidad. Podemos como mínimo estar de acuerdo que por lo menos el film intenta mostrar este mundo, punto, aún si algunos dirían que veracidad y autenticidad no son conceptos que se puedan aplicar a Madeinusa. Podemos decir lo mismo de La teta, esta vez no en un pueblo andino sino en los barrios populares de Lima.
Y bueno, en cuanto a la televisión casi no hay buenos ejemplos de que hablar – el racismo ha estado siempre a la orden del día, en programas como el de la Paisana Jacinta hasta hace un par de años, y también en la manera en que los trabajos de actor de televisión han sido tradicionalmente reservados para actores blancos o de piel clara (esto ha empezado a cambiar un poco, pero solo en las miniseries). No tiene nada de malo tener la piel clara, por supuesto, pero nadie tiene derecho a tener un monopolio racial sobre una profesión, mucho menos cuando esta profesión carga con tanto poder simbólico. Esta característica de la televisión peruana se da en el resto de América Latina también, por cierto – amigos de otros continentes me han mencionado que ellos crecieron creyendo que todos los latinoamericanos eran blancos, pues eso es lo único que se ve en la gran mayoría de telenovelas venezolanas, mexicanas, etc. que se exportan al resto del mundo. En el Perú es muy fuerte este racismo por color de la piel. Pero se manifiesta también en la manera de volver invisible a la cultura de las mayorías, en el cine, en la TV, y en diversos otros espacios. Es que el Perú no es un país normal – es un país donde todavía es la minoría cultural/étnica la que tiene el poder, en ese sentido es como Sudáfrica antes del fin del apartheid (con la diferencia que en el Perú las segregaciones y discriminaciones no están en las leyes sino en el accionar cotidiano y la estructura económica, que son más difíciles de cambiar). Aunque si realmente vamos a hablar con precisión, no se trata tanto de grupos raciales o étnicos sino de relaciones de opresión y explotación que se basan entre otras cosas en la ideología de la supremacía blanca/occidental, lo cual hay que eliminar para que podamos vivir en una sociedad realmente libre.
Esa mediocridad, esa mentalidad colonizada, se expresan en la casi inexistencia en el Perú de cine de calidad que incluya la representación de la cultura de las mayorías del país, como si lo tienen países como Irán, China, India, etc. Eso es lo que ha empezado a cambiar Claudia Llosa, y en mi opinión es en ese aspecto que se encuentra su mayor mérito. Se podrá decir que pegar secuencias de gente bailando en matrimonios no es para tanto, no es un acto descolonizador ni un cambio en los paradigmas estéticos nacionales. Ya, pero es más de lo que otros han hecho hasta ahora. Y bueno, yo tampoco creo que eso sea todo lo que ella ha hecho. La teta asustada, a pesar de algunos problemas en el guión, la actuación y la edición de la película, sigue siendo una película de calidad hecha con arte y originalidad y con cariño por el mundo que intenta representar.
En fin, el Perú necesita más artistas talentosos y prometedores como Claudia Llosa que se esfuercen por crear un espacio representativo menos colonizado, donde la cultura popular (andina, afroperuana, amazónica, nikkei, criolla, lo que sea) sea tratada como cultura nacional, vida cotidiana y espacio para la construcción de un país y de un pensamiento cosmopolita y universal, y no simplemente como “folklore,” como lamentablemente se acostumbra decir en el Perú.
Fotos: http://www.cbc.ca/arts/film/story/2009/02/14/berlinale-prizes.html y http://en.wikipedia.org/
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